TACUBAYA 1949
Allí en el fondo de la vieja infancia
eran los árboles, el simulacro de río,
la casa tras la huerta, el sol de viento,
los años calcinados.
Un desierto
que hoy se sigue llamando Tacubaya.
Nada quedó.
También en la memoria
las ruinas dejan sitio a nuevas ruinas.
José Emilio Pacheco