GUÁRDATE DE LETEO
Defenderé el recuerdo que me queda
de aquella calle inhóspita
detrás de la estación de Copenhague.
Defenderé contra mí mismo
ese recuerdo, cuando
gastado ya el valor de una experiencia
que la literatura prestigiara,
en frágiles nociones se estaciona
la prefiguración de un mundo torvo
que es del placer la copia menos nítida.
No volver ya sino reconstruir
de lejos, por inercia, el anhelante
derredor de la noche: los difusos
cuerpos estacionados
en la acera, la luz de las vitrinas
vibrando entre la bruma y el grasiento
vaho adherido a los zaguanes
donde la identidad del sexo se abolía.
Pero aquella emoción en parte desglosada
de una historia banal, actúa
como la remuneración de un vicio solitario
en la distancia: ese recuerdo que defenderé,
que me defenderá
contra la sordidez de la virtud.
José Manuel Caballero Bonald