LOS HIGOS BLANCOS DE ESMIRNA
A mi padre Nicias
Antes de que te desvanezcas en el espejo negro,
déjame verte una vez más en la huerta de los higos
de este devastado jardín terrestre, y tú y yo,
como Nadies que han pisado la tierra desnuda,
cojamos con mano vana los frutos del otoño
que regala Deméter dadivosa.
Antes que en brazos de la Parca helada
crucemos separados los umbrales del Hades,
y en el horizonte indefinido se junten
nuestras sombras con las de los vivos y los muertos,
quiero, padre mío, volver contigo a la huerta
de mi infancia, y, escondidos de todos,
cortar los higos blancos de Esmirna.
París, domingo 18 de octubre de 2009
Homero Aridjis