EL TÁNTALO
El capo apodado Tántalo murió ahogado en
la laguna de Términos tratando de escapar
de un arresto.
Tribuna de Campeche
El Tántalo se hundió en los humedales,
donde los pantanos filtran el agua.
Una escopeta apuntaba a su cabeza:
El arma con que en vida había ejecutado
a capos rivales y a víctimas casuales.
Con boca de pescado y dientes podridos
miraba los manglares. Plomo y sangre
le cubrían la cara hasta el mentón,
y cuando con ansia infinita trataba de beber,
el agua se le evaporaba y mordía un sedal.
Devorado por el hambre estiraba las manos
para alcanzar los árboles cargados de mangos,
mas el viento los alzaba más altos que el follaje,
y sólo cogía aire. Herida su lengua por un anzuelo
pagaba con sangre las letras de su nombre.
«Tántalo,
éste es el miedo, tiéntalo».
«Tántalo,
tú sufriendo castigo, y tanta luz aquí»,
le gritaban los muertos debajo de los pies,
pues cuando trataba de salir de los humedales
se hundía más en sí mismo, y así una y otra vez.
Homero Aridjis