XLIV
AL SUCESO DE SUSANA EN EL BAÑO
Al frío pedernal de nieve cano,
a pesar de las llamas que fomenta,
¿quiere, ¡oh duro amor! que el golpe sienta
del acerado impulso de tu mano?
Caduco roble ha de ilustrar el llano
cuando su ancianidad vive por cuenta
del duro escollo que en la lumbre alienta,
débil raíz fortalecida en vano.
¿Qué flecha el casto pecho de Susana
no rebatiera, aun cuando la porfía
de cuerda juvenil le diera plumas?
Quebranta el arco pues, la sombra vana
desata de esos ojos, porque el día
no muere aunque fluctúe en las espumas.
Francisco de Trillo y Figueroa