XIX
DULCES EXUBIAE, DE VIRGILIO
«¡Oh duras prendas, bien que dulces cuando
su acíbar escondía entre las flores
el duro hado! Ya de sus rigores
presto veréis la causa agonizando.
»Ya la cobarde prora fatigando
menos las ondas va que mis ardores.
¡Oh, quién del mar pudiera hacer mayores
los profundos, mis ansias anegando!
»Vosotros que va el cielo, tú que el mundo
alumbráis con afecto vigilante,
¿si es que vengar podéis al ofendido?
»Oíd propicios mi dolor profundo».
Sobre la espada de su ingrato amante,
así decía la infelice Dido.
Francisco de Trillo y Figueroa