XVIII
AL SUCESO DE JUDAS Y TAMAR, SU NUERA, EN ALUSIÓN A LA VIOLENCIA DE LOS HALAGOS FEMENINOS
No así del mar las ondas impacientes
combaten el escollo sumergido,
como Tamar al suegro inadvertido
combatió con halagos inclementes.
No el pedernal afanes suda ardientes,
del duro acero duramente herido,
veloz así, como el enternecido,
llamas a la ocasión prestó indecentes.
No así en la selva Calidonia, cuando
fiero león es del cordero insulto,
igual peligro hallar Judas pudiera.
¿Qué tigre, los corderos devorando
entre las sombras del silencio inculto,
iguala a una mujer que finge es fiera?
Francisco de Trillo y Figueroa