SONETO IX
Del mar cantaba entre las ondas fieras
mi dulce Fili tan suave acento,
que no sólo los cóncavos del viento,
más también suspendía las riberas.
Escuadrón de nadantes primaveras,
floreciendo aquel bárbaro elemento,
fruto fue de su voz, de ciento en ciento
atrayendo las aves y las fieras.
Los mudos de las ondas moradores,
de alga azul, verdes ovas, roja escama,
duras conchas y blanda piel vestidos;
los del cielo más pálidos ardores,
la de la selva más inculta rama,
canoros a su voz prestando oídos.
Francisco de Trillo y Figueroa