VIII
A UN PAJARILLO A QUIEN UNA DAMA SACÓ DE LA JAULA, Y QUITÁNDOLE LOS OJOS LE ECHÓ A VOLAR
Surcando dudas con dudoso aliento,
las ciegas alas al recelo fía
un Cupido de pluma, que podía
imagen ser del pálido escarmiento.
Sus grandes ansias tiende al frágil viento,
más que la pluma al nebuloso día,
y embarazando el vuelo en la porfía,
naufraga en el dolor otro elemento.
Efectos son de Fili rigurosa
estos por quien mi fe se constituye
víctima heroica de un rigor tirano.
Dichoso tú, que en pira lacrimosa
venciste el hado, que inconstante huye
de darte muerte con piadosa mano.
Francisco de Trillo y Figueroa