SONETO IV
Estos de amor, a mísero lamento
dulces folios, no tarde reducidos,
menos del ocio sean proferidos,
que del prolijo afán del escarmiento;
alumbre, pues, a todos mi tormento,
que harto es capaz de afectos no dormidos,
pues no mira la playa sin oídos
los escollos, en cuanto brama el viento:
naufragio mucho, la amorosa arena
dio en siglos pocos a mi paso incierto,
sin que el riesgo sirviese de atalaya:
lime, pues, mi escarmiento la cadena,
y antes creed en la tormenta el puerto
que el mar tranquilo en la amorosa playa.
Francisco de Trillo y Figueroa