SONETO LVI
Bien te miro correr, tiempo ligero,
Cual por mar llano despalmada nave.
Antes volar como saeta, o ave,
Que pasan sin dejar rastro, o sendero.
Yo dormido en mis daños persevero,
Tinto de manchas y de culpas grave;
Y siendo fuerza que me alivie y lave,
Llanto y dolor aguardo el día postrero:
Este no sé cuando verná; confío
Que ha de tardar; y es ya quizá llegado,
Y antes será pasado, que creído:
Señor, tu soplo aliente al albedrío:
Despierte al alma: al corazón manchado
Limpie; y ablande el pecho endurecido.
Francisco de Figueroa