SONETO
En una selva al asomar del día,
Estaba Endimión triste y lloroso
Contra el rayo del sol, que presuroso
Por la falda del monte descendía:
Mirando al turbador de su alegría,
Contrario de su bien y su reposo,
Tras un suspiro triste y congojoso
Tales palabras contra el sol decía:
Luz clara, para mí triste y oscura,
Que con furioso curso apresurado,
Mi sol con tu tiniebla oscureciste;
Si te pueden mover en tal altura
Las quejas de un Pastor enamorado,
No tardes en volver a do saliste.
Francisco de Figueroa