SONETO LI
Ay esperanza lisonjera y vana,
Ministra de cuidado y de tormento,
Que el más osado y loco pensamiento
Haces juzgar segura empresa y llana;
Si cual suele llevar pluma liviana,
Te me ha llevado de continuo el viento,
Y con daño y vergüenza me arrepiento
De haber creído en esperanza humana;
Déjame, que si amor y mi fortuna
Te han cortado mil veces floreciendo,
¿Qué puedes prometer seca y perdida?
Marchítanse tus flores en saliendo,
Sin hacer fruto; y si le hace alguna,
Es cebo dulce para amarga vida.
Francisco de Figueroa