SONETO L
ESTANDO SENA EN PODER DE FRANCESES
Lauro, que en la rivera deleitosa
Un tiempo, ahora solitaria y triste,
Del Arbia en gloria y en honor creciste
A par de otra cualquier planta gloriosa;
¿Quién indigno de bien tanto, reposa
A tu sombra? Si a mí siempre me ardiste,
¿Qué frente enderredor de ti ceñiste?
¡Oh raro don de la más casta Diosa!
¡Ah! vos, manos injustas, del ajeno
Tesoro usurpadoras, mansamente
Tratad mi vida, que en sus hojas mora:
Y tú cruel, que tan profundamente
Tendiste tus raíces por mi seno
Crece del llanto, que tu Tirsi llora.
Francisco de Figueroa