SONETO XLIX
Como acaece a aquél, que luengamente
Por frío, o por calor demasiado,
El mal regído cuerpo destemplado,
O por más grave mal tuvo doliente;
Aunque cese despues el accidente,
Que justa causa de temor le ha dado,
Le deja tal, que del dolor pasado
Da bien señales la amarilla frente:
De esta arte en mí, que al temeroso y duro
Paso me puso cerca la herida,
Que apenas hay quien escusarla pueda:
Aunque ella esté cerrada, y yo seguro
De más dolor; por el pasado queda
De el flaco rostro la color perdida.
Francisco de Figueroa