SONETO XXX
¿Hay quien quiera comprar nueve doncellas
Esclavas, a lo menos desterradas
De las tierras do fueron engendradas?
¿Hay quien las compre? ¿Hay quien dé más por ellas?
Fueron un tiempo en todo extremo bellas,
Hermosas, ricas, graves y estimadas;
Y aunque de muchos fueron recuestadas,
Bien pocos alcanzaron favor de ellas.
Ahora van las tristes mendigando
De puerta en puerta rotas y baldías;
Y por solo el comer se venderían.
Pues no son muy golosas, que hallando
Yerbas, flores, o hojas, pasarían
Con sombras frescas y con aguas frías.
Francisco de Figueroa