SONETO XXIX
Ojos, ¿que miraréis? ¡Ay ojos tristes!
¿A que del sol el rayo alegre y puro
Alegre recibáis, si en torno obscuro
Está el lugar a do a mirar volvistes?
Ay ciegos ojos en mal punto distes,
Cuando en mi libertad vivía seguro,
Entrada al desleal niño perjuro,
Por quien amargas lágrimas vertistes.
Ay ojos, antes que del todo el llanto
Y el ausencia del sol vuestro obscurezca
La poca parte, que de vista os queda;
Viésedes una vez siquiera el santo
Rostro, porque después su imagen pueda
Tornarse en parte que jamás perezca.
Francisco de Figueroa