SONETO XV
A DON ALONSO DE SANTILLÁN, QUE SE EMBARCABA EN LOS GALEONES DE LA ARMADA DE LAS INDIAS
Tú surcas ¡oh Santiso! el mar furioso,
y de este sol huyendo la tardanza,
te avecinas al otro en esperanza
del hado, que te aguarda más piadoso;
y sabio el rostro opones y animoso
a una y otra fortuna sin mudanza;
uno te ve y te admira la bonanza,
y uno el Euro más turbio y proceloso.
Yo quedo en tierra firme y mal constante;
de dolor embestido y de alegría,
altero por momentos el semblante;
mas si un mar brama dentro en la alma mía,
no fuera, no, cual tú lo ves delante.
Júpiter ¿cuántas formas mudaría?
Francisco de Medrano