SONETO IV
EN LA PLAYA DE BARCELONA, VOLVIENDO DE ROMA
Pláceme ver el mar cuando se enoja,
y a montes de agua montes acumula,
y al experto patrón (que disimula,
prudente, su temor) puesto en congoja.
También me place verle cuando moja
la orilla malavés, y en leche adula
a quien sus culpas llevan, o su gula,
a cortejar cualque birreta roja.
Turbio me place, y pláceme sereno;
verle seguro, digo, desde afuera,
y éste medroso ver, y éste engañado:
no porque me dé gusto el mal ajeno,
mas por hallarme libre en la ribera,
y del mar falso asaz desengañado.
Francisco de Medrano