ÓLEO DEL COVERTIZO CON LAS AVES
A Carlos Monsiváis
No es esta luz: es otra
la luz del cobertizo: ¿negra
será quizás, de modo
que sean luz las cosas mismas,
de la naciente nieve del plumaje
al sorpresivo rojo de la cresta?
Penumbra es allí el día: sólo
penumbra: la madera
de los gruesos toneles jamás cruje
cuando inclina la Tierra
el hombro hacia el ayer que la sepulta
en abismos de sueño. Sin embargo,
la escalera de allí, ¿dónde se esfuma
si el hueco de la luz
acecha inútilmente cada forma
confiada, intacta, eterna?
Es otro mundo, sí. Pero él también
es sólo y nada más que tiempo.
Eliseo Diego