SOL DURO
Ventana, agujero pobre.
Piedra ocre.
En el campo está el cubil.
Aguas mil.
O sol duro, abrasador:
un león.
Se come los rostros finos
de estos niños.
En el niño está el abuelo
ya muriendo,
cuando pasa por la plaza
solitaria
con el sol sobre los hombros
pesarosos:
Carbones casi vencidos,
estos niños.
Secos como su mirada
que arde y chasca,
cuando extienden una mano,
en el verano.
O cuando cargan la paja
que arde blanca.
Todo su cuerpo está ardiendo,
breve y seco.
Casi de lejos se ve
hoy su arder.
*
¿La noche un cuerpo cobija?
Lo que duerme y aún respira
es ceniza.
Vicente Aleixandre