RÍO
El breve tránsito de la lucha,
la llanura o la aspereza insólita,
esa muchacha recogida en dos golfos,
todo lo que extendido medita,
permite un azul distante hecho de música o lino,
el tránsito otra vez a esas bolas de paño,
a esa dulce sensación de que el respiro se acaba,
de que vidrieras sordas van a empezar su centelleo
y un agua casi doncella te va a llegar hasta los labios.
Así la muerte es flotar sobre un recuerdo no vida,
sobre ese azul postrero hecho de lágrimas oídas,
de ese laberinto de hilos que como manos muertas
ponen una azucena como un mundo ciñendo.
Vicente Aleixandre