A Luis Cernuda
SALÓN
Un pájaro de papel
y una pluma encarnada,
y una furia de seda,
y una paloma blanca.
Todo un ramo de mirtos
o de sombras coloreadas,
un mármol con latidos
y un amor que se avanza.
Un vaivén obsequioso
de momentos o pausas,
un salón de walkyrias
o de damas desmayadas.
Una música o nardo
o unas telas de araña,
un jarrón de cansancios
y de polvos o nácar...
Todo dulce y dolido,
todo de carne blanca;
amarillez y ojera,
y pábilo, y estancia.
Amor, vueltas, caídas,
mariposas, miradas,
sonrisas como alambres
donde la cera canta;
pájaros, caja, música,
mangas, vuelos y danza,
con los pechos sonando
bajo las llamas pálidas.
Cinturas o saliva,
hilos de finas platas,
besos por los dorados
limones que colgaban.
Tú, calor que ascendiendo
chocas carnes de lata,
pones besos o liqúenes
por humedades bajas,
llevas vientres o conchas
o perezosas barcas
y axilas como rosas
sueltas de madrugada,
misterios de mejillas
a la deriva amadas
y oídos y cabello,
desmayos, voces bajas...
Golfo ancho detenido
junto a la orilla baja,
salón de musgo y luna
donde el amor es alga,
donde los trajes húmedos
son piel que no se arranca
cuando entre polca y brisa
despunta lacia el alba.
Vicente Aleixandre