RELOJ
LAS OCHO
Las ocho. Se querrían
nuevos tañidos claros
a poniente. ¡Sonad,
campanas, sin desmayo!
Y la noche—poder,
virtud, tesón, estrago—
hace memoria el día
exangüe, sin trabajo
lo descuaja redondo
del aire y, cancelándolo,
en molde de pretérito
lo hace caer metálico.
¿Historia? ¿Vida? Lento
fluir—reloj —cerrado.
Continuo, frío, azul,
parado, crece el ámbito.
Vicente Aleixandre