RELOJ
LAS TRES
Sólo te veo a ti,
campo claro, solemne,
desnudo, con un vuelo
de aves que se pierde
lejano en ese valle
cerrado que contiene
—fronterizo—la tarde
segunda, ya impaciente
de otras luces, otra hora
más otoñal, más muelle,
más dulce, mas que el tiempo
en tránsito retiene
hasta que fine el paso
de las aves, tres, fuertes,
finas, desbridadoras
de la hora y trasponientes.
Vicente Aleixandre