RELOJ
LA UNA
La una. Se pretenden
presagios de campanas
libres. Pero ya están
—haz de filos, de lanzas—
apretadas de tarde
las flechas, solidarias.
Una venda de tiempo
transparente las ata.
No se siente ni ruido
ni pasaje. Luz cálida.
De la ceñida forma
y peso se desgaja
una espida. La una
se escucha fresca, clara,
universal. Un ángulo
de sombra abre su pausa.
Vicente Aleixandre