SONETO
REFIERE CON AJUSTE, Y ENVIDIA SIN ÉL, LA TRAGEDIA DE PÍRAMO Y TISBE
De un funesto moral la negra sombra,
de horrores mil y confusiones llena,
en cuyo hueco tronco aun hoy resuena
el eco que doliente a Tisbe nombra,
cubrió la verde matizada alfombra
en que Píramo amante abrió la vena
del corazón, y Tisbe de su pena
dio la señal que aun hoy al mundo asombra.
Mas viendo del amor tanto despecho
la muerte, entonces de ellos lastimada,
sus dos pechos juntó con lazo estrecho.
¡Mas ay de la infeliz y desdichada,
que a su Píramo dar no puede el pecho
ni aun por los duros filos de una espada!
Sor Juana Inés de la Cruz