SONETO
CONTRAPONE EL AMOR AL FUEGO MATERIAL Y QUIERE ACHACAR REMISIONES A ÉSTE, CON OCASIÓN DE CONTAR EL SUCESO DE PORCIA
¿Qué pasión, Porcia, qué dolor tan ciego
te obliga a ser de ti fiera homicida?
¿O en qué ofende tu inocente vida,
que así les das batalla, a sangre y fuego?
Si la Fortuna airada al justo ruego
de tu esposo se muestra endurecida,
bástale el mal de ver su acción perdida:
no acabes, con tu vida, su sosiego.
Deja las brasas, Porcia, que mortales
impaciente tu amor eligir quiere:
no al fuego de tu amor el fuego iguales;
porque si bien de tu pasión se infiere,
mal morirá a las brasas materiales
quien a las llamas del amor no muere.
Sor Juana Inés de la Cruz