ECCE HOMO
Sé que la humana fibra
A la emoción se libra,
Pero que menos vibra
Al goce que al dolor.
Y en arte no me ofusco;
Y para el himno busco
La estética del brusco
Estimulo mayor.
Mas no en aleve audacia
Demando a la falacia
La intensa y cruda gracia,
Como un juglar sutil.
A la verdad ajusto
El calculado gusto,
Bajo el pincel adusto
Y el trágico buril.
Y el daño es tema propio
A mi, que bebo en opio
El sueño, y hago acopio
De lágrimas de hiel.
Estudio, peso y mido;
Y al rudo esfuerzo pido
Un bálsamo de olvido
Y un ramo de laurel.
Fatiga y pena ignotas
Soltaron acres gotas,
Que son espumas rotas
Al pie del bogador.
Sonad en mi "lirismo",
Como en el ponto mismo,
Un vasto y fiero abismo
De llanto y de sudor!
Oh fe y piedad radiosas,
Que al polvo de las fosas
Ponéis alas hermosas
Con que poder volar!
Oh dulces manos bellas,
Que al son de las querellas
Venís de las estrellas
A ungir y acariciar!
Ni el santo influjo vuestro
Suaviza mi siniestro
Destino, donde un estro
Enrosca y alza luz.
Y a empuje por caída,
Avanzo mas la vida,
Maltrecha y abatida
Como arrastrada cruz,
Mi gloria esta en la nube
Que por el cielo sube,
Llevando, no un querube,
Sino una tempestad,
Y en el fulgor que anima
La yerma y blanca cima,
La cumbre que sublima
Tristeza y soledad!
Salvador Díaz Mirón