NELLY
Pobre avecilla incauta, de tu nido de amor desterrada,
Sin más amigos que Dios en el cielo
Y en la tierra tu buen corazón:
Te encontré por acaso, y detrás de tu alegre mirada
Pensé ver tu alma ceñida de duelo
Implorando amistad, compasión.
Ojos tras de ojos ibas explorando su fiel celosía:
¡Ay! sólo hallabas fogón de salvajes,
Egoísmo con nombre de amor.
Yo te era indiferente... mas yo sólo, yo sólo sabía
Que esos cariños a ti eran ultrajes:
Tu beldad consagraba el dolor.
Pronto bendije al cielo, que siquiera una vez en mi vida
Ser noble imagen de Dios me dejaba,
A mi alcance poniendo una herida
Y en mi mano una gota de miel...
«Adiós» te dije luego... Como un rayo veloz me seguiste,
Y aquella gota que yo te donaba,
¡Oh! más dulce que miel devolviste
En tu labio fragante a clavel.
¡Pobre desheredada de mundanos efímeros bienes!
¡Crueles, feroces contigo habrán sido,
Pues que hoy das, infeliz, cuanto tienes
Como premio a lo que hice por ti!
¡Oh! tu gratitud basta: es el ángel que a Dios alza el vuelo
Y algún bien nuestro le dice al oído.
&mdash:Para que halle la puerta del cielo
No empolvemos sus alas aquí...
¡Oh virtud, cómo te han calumniado
Los que más saber piensan que Dios su Creador!
Del pecado el camino es errado;
Mas tú el recto, el seguro, el sagrado
Para ir al corazón que sea digno de amor.
Nueva York, enero 8: 1861.
Rafael Pombo