A. N. S
¡Ah, fue un sueño...! ¡Cuánto diera
Porque fuera realidad!
Sí, ya es nada, sueño era;
Pero un sueño que pudiera,
Que debiera ser verdad.
¿De do vino? ¿Por qué vino?
Y si vino, ¿porque huyó?
Torna y dime, peregrino,
Si al soñar tu edén divino
También ella te soñó.
Aún percibo tu fragancia
Y a distancia tu esplendor,
Y una etérea resonancia
Que en mi oído blanda escancia
Loe arrullos de su amor.
Me embriagaba con sus ojos...
Yo de hinojos a sus pies...
Y entre púdicos sonrojos
Me apartaba con enojos
Y estrechábame después;
Y llorando me decía:
«Vida mía, tuya soy».
Y en mis labios todavía
De sus labios de ambrosía
Apurando el beso estoy.
Rafael Pombo