TRIPLE SANGRÍA
Largas visitas me hacía
Mi intruso amigo Emeterio,
Las cuales siempre acababan
En: «Préstame uno, dos, cinco o diez pesos».
Y después, para probarme
Su agradecimiento eterno,
La dosis se repetía
Y repetíase en posdata el préstamo.
Negar que yo estaba en casa
Fue inútil: sordo, impertérrito
Franqueaba al criado el posma
Y asaltábame piano como espectro.
Díjele al fin: «caro amigo,
Para alivio y en obsequio
De ambas partes contratantes,
Hagamos un arreglo en estos términos:
»Empieza usted por el fin,
Necesito tantos pesos;
Se los doy, márchese al punto,
Y agradecido yo por ambos quedo.
»Porque cargarme tantísimo
Para sangrarme luego,
Es darme triple sangría,
De longanimidad, dinero y tiempo».
Esta indirecta de Cobos,
Protesta o pronunciamiento,
Penetró aquel monitor,
Y el bloqueo se alzó: pasó a otro puerto.
Así logré redimirme
Del hipoteca Emeterio.
Trasmítase este recurso
A mis emeteriados herederos.
Rafael Pombo