LOS CARIÑOS DEL GATO
Yendo un niño de paseo
Con su bizcocho en la mano
Un gato, al dulce olfateo.
Con mucha soba y arqueo
Llegósele cortesano.
Movido a tanto cariño
Sentolo en su falda el niño.
Diole a comer su refresco,
Y sin un adiós ni un guiño
Marchose el gato muy fresco.
«¡Ah!»— dijo el obsequiador,
Con la nariz algo larga—,
«¿Es decir que tanto amor
No era por mí, adulador,
Sino por mi dulce carga?»
Falso y vil es tanto ser
Que adula para comer.
Rafael Pombo