EPIGRAMA LXI
Recele de Filipo el otomano
menos ya la vitorias que su intento,
que es en Filipo acierto el pensamiento
y aun piensa menos que acertó su mano.
Con el venablo, si fatiga el llano,
ofrece en el amago el escarmiento;
lo visible es en él poco elemento,
despojo es suyo lo que aún no es humano.
Diga, pues, si a su brazo prodigioso
ni el plomo engaña ni el objeto miente,
el mundo ser efeto milagroso
si errará la diadema del Oriente,
que acertar en Filipe es lo forzoso
y ni aun errar en él es contingente.
Francisco de Rojas Zorrilla