Depredadoras de alegrías
nocturnas, cuerpo que me amaba
con el odio tímido y violado
de sus rincones aburridos.
Hoy que ya haya pasado, ¿me recuerdan,
alguna vez, sin recordarme?
Corales en coro, subcutáneas
navegaciones, luz anclada,
escafandra de asfixia, flechas
lácteas, inmóviles, acuáticas,
desove estéril que en la sangre
desenrolla su espiral transida.
¿Me recuerdan, hoy que ya ha pasado
el odiado amor, la carne triste?
Las entretelas del herido
de punta de ausencia, me cominan.
Y el violado cuerpo que me amaba,
a solas calienta y se consume.
Rubén Bonifaz Nuño