EL BRILLO DE LA NAVAJA
En un poema, «Imágenes detenidas», ¿por qué el chileno es el único turista a esa hora? Supongo que en realidad no es una hora nocturna, como se podría colegir al ser el chileno asaltado por el pandillero, sino un atardecer debajo de los arcos de la plaza Vicente Martorell. ¿El chileno, asaltad? No. El chileno encuentra al pandillero, eso es todo. Y el resto obedece a reflejos naturales de ambos personajes; uno ataca, el otro mira. El otro, el chileno, consiente, y mediante ese sacrificio transforma. Rostro mojado que esboza una sonrisa. Brillo de navaja a lo lejos, entre los arcos y las sombras adolescentes. Ojos curiosos que una gasa líquida va velando paulatinamente. La cabeza no llega a golpearse contra el suelo. Mierda dijo el chileno antes de fijar su pensamiento en una sonrisa. Gángsters pequeñitos, sus siluetas se pierden en el interior de la plaza. No hay dinero. Rostro mojado en transpiración, por fin posa la mejilla izquierda en el suelo.
Roberto Bolaño