Las persianas dejan pasar, apenas, dos rayos de luna.
Como en una vieja película española,
No hay nadie en la habitación,
Los ceniceros están limpios, la cama sin deshacer,
el ropero cerrado y lleno de abrigos, chaquetas, pantalones.
Pero no hay nadie.
Sólo los rayos de luna.
Como en una vieja película española.
Roberto Bolaño