FINGIENDO INDIFERENCIA
Fingiendo indiferencia, temerosa
conmigo conversaba,
de nuestro amor de un día, de aquellos sueños
de dicha y esperanza.
Al evocar tan íntimas memorias,
estremeciese mi alma,
y el muerto corazón, lleno de vida,
sentí que se agitaba.
Hablamos de amor, que de nosotros
lejos tendió sus alas,
y dichosos y alegres recordamos
la ventura pasada...
Después... te hablé de mi ilusión perdida,
de mi pasión befada,
y te mostré mi corazón leproso
que a mí mismo me espanta.
¡Te horrorizaste!... E inclinando trémula
el rostro avergonzada,
de perdón intentaron esos labios
decir una palabra.
Pero triunfó el orgullo, y te negaste
a confesar tu falta...
No obstante, de tus ojos, temblorosa,
vi rodar una lágrima.
¡Dichosa tú que sientes y que lloras
la ventura pasada!
¡Pobre de aquel que en su dolor no tiene
ni consuelo, ni lágrimas!
Rafael Delgado