ORDENADORES ELECTRÓNICOS
Ya nos habían dicho
cuántos millones de emigrantes
viajan sobre una lágrima
y a cómo costará
el metro cuadrado
de silencio en la luna.
Tocados por efluvios
de primaveras supersónicas
registraron también
los evos de años luz
que emplea una galaxia
en llegar al bikini de una rosa.
Todo marchaba por lo remotísimo
en una orgía de relámpagos.
De súbito,
en la esquina sin luz de la impotencia,
dieron de bruces.
Fueron brazos caídos,
mentes pasadas de rosca,
desterradas más allá de los astros.
Entonces
diagnosticaron los profetas
de la electricidad y el celuloide:
—Trombosis metafísica
a muy altos niveles.
No hubo manera
de conectar el vuelo de un mosquito
a sus cerebros ultrarrápidos.
La causa era sencilla. Se rindieron
al calcular las penas de los hombres.
Pedro García Cabrera