A Luis Diego Cuscoy
Viene la mar subiendo. Menos isla
va quedando desnuda.
Su anillo litoral de desposada
se va colonizando de rumores.
Aguas que nunca duermen
acusan los silencios a la cumbre.
La isla los anida
y los monta en los hombros de sus lavas
con claridad de hombres.
Salvándolos afirma su victoria.
Por eso son silencios invencibles,
nudos rebeldes de la mar que sólo
los desata el amor y la esperanza
si en una mano libre se dan cita
con esa intimidad con que una hoguera
pone su sexo de distancia y lumbre
en el oscuro vientre de la noche.
(1964)
Pedro García Cabrera