A José Mateo Díaz
Se ha agachado la brisa y hay cosechas de espumas.
Tiene esta mar rumor de órgano profundo,
dama y protesta con las hambres de un pueblo,
no quiere a nadie en sus orillas.
Amacebada de sus movimientos
se hace y se destruye
con absoluta lealtad a sí misma.
No hay un lugar común
que pueda alimentarse de estas olas;
todas son libertad que se desnuda
en las arenas que nos oscurecen.
¡Cuánto amor en el agua sin fronteras
y cuán blanco su pan de cada día!
Así es como me quiero,
con pasión y con brío,
a pincelada limpia y celo desbordado,
amaneciendo desde adentro,
desde la oscuridad que me amordaza,
comiéndome los riscos que golpean mis sienes.
(1964)
Pedro García Cabrera