A Justo Jorge Padrón
Un brote de la mar ha llegado a mis pies.
Inesperadamente
se ha nacido del vientre de una ola
con su cuerpo de llantos y rumores
como si fuera de verdad una vida.
Tan pura exhalación,
tan leche hirviendo
coronó su existir apresurado,
que ni aún al recuerdo dejó brecha
su centella de agua.
Apenas si he podido retener un instante
su tiempo de morir,
su nacer velocísimo a la muerte.
Y acaso toda el alma de una isla,
más que obsesión de rocas a pie firme,
sea un brote de mar encadenado.
(1964)
Pedro García Cabrera