ALONDRA DEL VIENTO ENAMORADO
Que viene el viento, niña,
que viene el viento,
con sus finas jaurías
de galgos sueltos.
Refúgiate en el zoco
de los portales
que es peligroso el viento
por esas calles.
No temas por los rizos
de tu peinado,
que lo que el viento quiere
no está tan alto.
Lo que viene buscando
—nadie lo duda—
es pasear su brazo
por tu cintura.
El viento trae, niña,
sus galgos sueltos.
Sujétate las faldas
que viene el viento.
Pedro García Cabrera