GRANITOS DE ARENA
XLVI
Con la sábana de tu olvido al hombro
y en los labios tu vaso de cicuta,
filtras por los canales de mis venas
las raíces del árbol de la angustia.
Nacen de ti, de los silencios hondos
que contienen estanques de amargura.
Parten de ti, de las serpientes vivas
que sus colas reptean en tus curvas.
Y subiendo por tallos espinosos
derraman en mi cáliz de penumbras
de tu calvario la encendida arena
y de tu estío las violentas frutas.
Y queda mi avidez entre los foscos
surtidores de llamas de las dunas,
más topacio de sed que los topacios
que amarillan la sed de la llanura.
Pedro García Cabrera