GRANITOS DE ARENA
XLVII
A pesar de tu gesto pensativo
tu rugir es de tigres y leones.
Y arrugas tu entrecejo de simunes
aun cuando en un desmayo te acomodes.
En el severo mármol del reposo
tensas la aguda orquesta de tus soles
y ocultas la ponzoña de tus garras
en la jofaina llena de tus cobres.
Nadie fíe su paso a la terneza
que incitan tus dormidos horizontes:
dentro del laberinto de tus dunas
se extravían los sures y los nortes.
Que nadie juegue, no, que nadie juegue
en tu ruleta el querubín de un goce,
que a pesar de tu gesto pensativo
tu rugir es de tigres y leones.
Pedro García Cabrera