GRANITOS DE ARENA
XL
En tu reloj de arena y mi clepsidra
tu imagen con la mía se desposa,
y por cada segundo de tus tildes
tiembía el idilio claro de mis gotas.
Pero tú te has bebido con sus picos
los pulsos de cristal de mi redoma,
y en vez de sus diamantes me has dejado
el vendaval de sed de tus esponjas.
Ya soy igual que tú. Mis arboledas
perdieron de su clámide la sombra,
y en mis fondos, gemelos de los tuyos,
se apagaron los iris de las conchas.
Yacen petrificados tus amores
en la forma sin agua de una ola,
y en el negro subsuelo de mi cripta
hay fósiles recuerdos que me lloran.
El árido reloj de tus arenas
y los buitres rapaces de tus horas
vaciaron gota a gota mi clepsidra
y le abrieron el pecho a mis palomas.
Desde entonces enlutan su perfume
las niágaras audaces de mis rosas
y se alzaron las dunas que el desierto
en mi desnuda intimidad prolonga.
Y soy igual que tú: fosca planicie
despojada de enjambres y de aromas.
Pedro García Cabrera