GRANITOS DE ARENA
XIV
Llora la línea recta por tu vientre
sin hallar de un refugio la acogida.
Y es en vano que busques el secreto,
recta de corazón, de tu agonía.
Ni la distancia quiere hablar contigo
ni las dunas entienden tu sonrisa.
Aquí es la curva la que dicta todo:
el paisaje, los hombres, la armonía...
Es curva la distancia que se aleja
esquivando las dunas encendidas,
y la ceja sutil del horizonte,
y el cinturón estéril de tu dicha,
y la guzla que mana en sus sonidos
los labrados encajes de la ojiva,
y el alfanje que tensa en entrecejo
de tus grandes planicies amarillas,
y la indolencia de pausados giros
y las lunas en flor de las gumías.
Todo, todo el desierto, que reptea
como un estuche de doradas víboras,
se levanta y se acuesta rodeado
de manojos de curvas pensativas.
Pedro García Cabrera