MATERNAL EN TU QUIETUD
Estando junto a ti todo se olvida,
amada de verdad, consoladora
del ansia y de la espina. De la espina
del ansia que desclavas con mirarnos.
Y nos haces a ti, nos dejas sitio
para pensarte un poco como eres,
zumos de tu limón, nimbos, cadenas,
espejos que no sienten un paisaje
de luz, de aire, que a su vez no sea
luz de ti misma y aire de tu luz.
Luz en el aire, pero seca, dura,
destilada de todo movimiento,
que nos apaga, que nos deja, fijos,
al margen de la orilla del deseo,
salvados ya del resonar de sangre
que corre por el labio y por la frente
del pájaro y del pez que hay en nosotros.
Pedro García Cabrera