FIDELIDAD DE ROCA
Y por ser tuya no serás de nadie.
Tú misma, elogio vuelto a ti. Tú misma,
abrazo que se halló fosilizado
de la acción de abrazar en el recinto.
Contrapolo del río, de los radios
del aire trasvasado por la fuga
del errante destierro de sus nácares.
Y gozarte hasta allí donde te sientes,
únicamente tú, tu cero exacto,
sin la porosa filtración ajena.
Comenzando tu atmósfera en el tajo
que te remite al centro de ti misma.
Pedro García Cabrera