ETERNIDAD DESNUDA
Despejada la incógnita del tiempo,
porvenir para ti no tiene nombre.
Siendo tú, eres lo exacto. Y andas, lenta;
pero sin horas, sin minutos que midan
tu casco silencioso, tu enquistado
cariño sin meses ni estaciones.
Ni sombra tienes que te rapte el cuerpo.
Entregada a su masa permanente,
la roca goza un paraíso eterno.
Pedro García Cabrera